jueves, 20 de agosto de 2009

Desde Francia con amor



Es genial recordar un viaje con cariño. Un lugar que para ti será siempre especial y que, por supuesto, parte de este recuerdo lo ocupe la gastronomía.
Hace poco he estado en la costa mediterránea de Francia, en la Provenza, y la experiencia ha sido "para no olvidar".
Girasoles, lavanda, verde, piedra... son ingredientes con los que uno pasea por esta región especialmente si nos olvidamos de las autopistas de peaje. Supongo que es uno de esos errores que cometemos los turistas a la hora de hacer un viaje itinerante en coche, pero está bien olvidarse un poco del peaje, merece la pena no perder de vista el paisaje de los pueblos que hay cerca de Avignon, de Nimes... te dan ganas de vivir allí.
Donde fueres haz lo que vieres: prueba sus quesos, sus pescados, sus vinos, su pastelería, sus frutas... Cosas con las me quedo:
1. La gente. Cuando dices que vas a Francia y que nunca has estado allí todo el mundo te dice que los franceses son un poco estirados y he de decir que yo no me he llevado esa impresión, sino todo lo contrario: amables, educados... Agradecen eso sí el esfuerzo que haces por entenderte con ellos, como puedas, en francés. Supongo que también es cierto que en la zona mediterránea tienen un carácter más latino y en consecuencia más abierto.
2. Pescados. Zona pesquera=grandes pescados. Si te gusta comer pescado en los pueblos de la costa se disfruta y mucho, además los preparan muy bien la verdad. Me quedo con un pequeño sitio de Marsella: le Caveau du Theatre, un restaurante en la Place de Lenche. Polo, su dueño, es un señor encantador que además nos trató fenomenal y del que te puedes dejar aconsejar, le debemos una postal desde Madrid.
3. Vinos. Francamente buenos, aunque yo la verdad es que estaba un poco perdida en este sentido, pero no probé un vino que no me gustara.
4. Son muy ceremoniosos: todo el rato "merci" "de rien" "bonjour" "bonsoir"... bla bla bla...
5. El aperitivo: casi siempre toman aperitivo, además con una especie de vino dulce, moscatel, que nosotros usaríamos más para postre que de entrada. En todos los sitios te preguntan si lo quieres y es curioso porque incluso la gente que está en el camping lo toma antes de comer allí en su parcelita.
6. Lo de las frutas es algo espectacular. Es el reino del albaricoque.
7. Cuidado queridos españoles: el café con hielo no existe allí. Además por mucho que intentas explicar lo que quieres, ni remotamente se piensan que le vas a echar hielo al café (sacrilegio me imagino para ellos) al menos en las zonas de turismo interior donde por cierto no encontré demasiados españoles, a pesar de estar al lado. En los sitios en los que hay más turistas españoles o con camareros que han trabajado en España saben qué les pides pero te dicen "aahhh... espaniol...mmmm" y te miran un poco raro.




Aparte de estas pequeñas cosas, hubo grandes descubrimientos como Sete, ciudad por cierto en la que nació George Brassens. A mí me encantó, no contaba con ello, pero me gustó muchísimo. Merece la pena no perderse este lugar. En fin, que volvería, no una sino muchas veces.

3 comentarios:

  1. En el Norte de España el moscatel estradición y se toma como apertivito. Te invito a que lo pruebes, además, en la macedonia de futas. Un chorrito de moscatel y te chupas los dedos.

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  2. Allí es que estáis más cerca de la France... o ellos más cerca de nosotros??? no sé. En Andalucía también hay un moscatel que antes se daba como aperitivo porque decían que abría el apetitito, incluso a los niños que comían mal... pero no es el mismo tipo de vino que probé por allí. A ver cuándo me invitas a uno tudelano!!! (qué vicio tenemos, criatura jajajaja)

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  3. Pues en cuando vuelva a mi tierrica me hago con un rico moscatel!

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