miércoles, 3 de febrero de 2010

Algunas cosas que puedo hacer en 15 minutos…

1. Revueltos: de todo tipo. Lo mejor de ellos es que son de los platos más agradecidos de todos (¿os habéis fijado que cuando se piden raciones el revuelto de lo que sea gusta a todo el mundo?). Setas, gulas, salchichas, chorizo… lo que sea.
2. Si tienes horno (afortunad@ tú) puedes hacer unas tortitas de queso que son muy sencillas y mientras se hacen puedes ir cocinando otra cosas. Se trata de rallar queso, normal, semicurado y ponerlo en un papel para horno en la bandeja haciendo montoncitos, separadas unas de otra. Yo le echo también un poco de orégano y una pizca de sal. Cuando se mete al horno se derrite (se queda una torta redonda y fina) y al gratinar se queda durito y es un acompañamiento que está muy bueno y es muy original. Se puede poner con tomate troceado finito, con anchoas, etc…
3. Asar patatas en el microondas: eso se puede hacer en 6-8 minutos. Hay unos chismes fantásticos en los chinos en los que pinchas las patatas y ¡voilà! salen como asadas. Así que te puede servir para ponerlas con lacón o reogar un poco de bacon y poner una base de la patata, bacon y por encima queso.

Lo prometido es deuda. Especialmente dedicado a aquellos no cuidan nada a sus novias, para que les digan "pichulina, ya pongo yo algo para picar"

lunes, 1 de febrero de 2010

LA COCINA Y LA PARIDAD

Me encanta saber que tengo amigos que (con O) son "cocinillas". El otro día, mi compañero Víctor me dijo "Belén, ¿por qué no pones esos truquitos de los que hablamos en redacción? yo eso, en casa, lo pongo en práctica". Ciertamente me hizo mucha ilusión.
Me puse a pensar en truquitos que utilizo yo en la cocina para "regalarle" uno de ellos y de repente me di cuenta de que lo que realmente quería escribir es que es genial que por fin los hombres se líen el delantal a la cabeza. Y no me refiero a los cocineros-estrella (que son en su mayoría hombres) ni a aquéllos jóvenes que empiezan profesionalmente su andadura por uno u otro fogón. Hablo de los parias de la patata, que se hartaron de pedir pizza y que hoy han descubierto la cocina del día a día.
Cocinar es terapéutico, es un gesto de cariño (si lo haces para compartirlo con otro), es creación y es ordenar el pensamiento. Yo cuando cocino, ordeno las ideas, ordeno cosas por dentro; por eso, a veces pienso que algunas ideas me saben a bechamel y otras a huevo frito. Compartir esos momentos en paridad, en igualdad, me encanta y me enriquece. La forma de vivir, de pensar y de cocinar no es la misma en hombres y mujeres y aunque parezca antagónico lo que digo en realidad con estas líneas, a pesar de las diferencias, hablo de igualdad.